De Tu Puerto, Embarco

Me enamoré de ti,
como la flor quiere al sol.

Nuestra primera cita bajo la luna, en la playa,
después de que España marcase ese gol.

Ahora vivo donde nos amamos,
con recuerdos tuyos por todas partes.
Me dedico a esconderme, a esquivarte,
a leer sobre las artes.

Perdóname por el dolor que te causé,
por nuestro amor que dejé atrás.
Aún me sigue doliendo,
un error que no repetiré jamás.

Tu amor fue mi luz,
lo más bonito que he tenido.
Aun así huí,
y dejé atrás la seguridad de nuestro nido.

Me siento un fracaso,
con acciones imperdonables.
Busco tu coche rojo,
los lunes, sábados y martes.

Echo de menos tu sonrisa,
que me hacía sentir segura;
tus ojos cerraditos,
tu amar, tu dulzura.

Veo esa plaza vacía,
de donde embarcábamos para nuestras aventuras;
en la oscuridad de la noche,
a la montaña, a ver las estrellas, amantes de locuras.

Me pregunto dónde estarás,
y qué estarás haciendo.
La respuesta es clara cada vez:
sin mí, viviendo.

Me pregunto si saldrás de mi corazón,
si seré feliz con alguien más.
Rezo que un día pueda serlo,
y dejar el pasado atrás.

Tú tienes parte de mí
que no recuperaré.
Es tuyo, para siempre;
y por ti rezaré.

Te pregunto si tienes la piedra,
simbólica de nuestro amor.
Me recuerdo de estar en tus brazos,
y no sentir temor.

En tus brazos me sentía a salvo
de la crueldad del mundo.
Tú fuiste mi protector;
llegaste a mi profundo.

Ahora ya seremos diferentes,
quizás desconocidos.
No nos dirigimos la palabra,
aunque fuimos mejores amigos.

Tu nombre lo veo en todas partes:
en un arco,
un marco,
un charco.

Quizás te quedes para siempre en mi memoria;
esa memoria la enmarco.

Pero ya es hora de que paren las locuras,
y hora de desembarcar.

En tu vida te deseo todas las fortunas,
y me voy de tu puerto,
en mi barco,
al mar.

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